sábado, noviembre 08, 2008

La espera

Tu almohada era mi confidente, las dos escuchábamos tus gemidos de victoria de esa batalla con furia hermosa, nos heríamos mutuamente pero todo era parte del inconciente, navegaba entre tus sábanas y un mar de lagrimas, tu piel me protegía de envidias, te hiciste pequeño para recorrerme lento. Fundiste en mi el laberinto donde hoy me rindo, nuestros cuerpos esperaban mas que el verbo amar, por cada minuto que pasaba me aferraba más, no podía dejarte escapar, mientras tanto a mi me vestías de cristales derretidos que marcaban en ti mi nombre invertido, en ti mis sueños esperan y yo me pongo cada vez más vieja aún espero mi recompensa luego de tanta impaciencia.

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