Al parecer no había ruido por las calles iluminadas de lujuria y pasión pura, me paré por un minuto para mirar mis dedos, los sentía más pequeños de como solían ser, busqué rápidamente mi cigarro, lo encendí y espere sentir el vapor que tanto me recuerda a ti. Escuché el ruido cansado de un joven amanecer, escudriñé los bazares de espacios que dejan tus inexactitudes, sonreí y te vi, espejismo eterno, casuales encuentros lleno de corbatas ausentes, palabras exquisitas, abrumadora sugerencia.
Perdí la cordura al mismo tiempo que tu lo hiciste conmigo, decidí seguir jugando con tus manos, solo fueron dos pasos de tango y un millón de orgasmos emocionales, nunca lo olvidaré, destellos sentía en mi cuerpo, callada era tu mirada pero suave el sonido de tu voz que lo decía todo, marcamos el final del día como lo solíamos hacer, una botella de vino indicaría nuestro destino.
sábado, noviembre 08, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario